Tal cual estaba previsto se desarrolló la Asamblea anual de nuestro gremio donde se puso en consideración el trabajo y la administración de los aportes de los trabajadores de comercio a la organización que los nuclea. El informe y el balance se aprobó con el apoyo unánime de afiliadas y afiliados al SEC.
En cumplimiento de lo establecido en el Estatuto vigente, la Comisión Directiva del Sindicato de Empleados de Comercio de Paraná presenta y pone a consideración la Memoria y Balance correspondiente al período comprendido entre el 1 de mayo de 2024 y el 30 de abril de 2025.
Este encuentro anual, establecido en el estatuto de nuestro gremio, es el ámbito máximo para brindar un pormenorizado detalle financiero y económico de las actividades de nuestra organización en los últimos doce meses. Pero la asamblea representa mucho más, ya que quienes hoy estamos aquí brindando este informe somos integrantes de un colectivo que discute sus problemas, celebra sus logros y analiza cuestiones de coyuntura que son de interés común y, llegado el caso, adopta decisiones. En el actual y complejo escenario laboral, social y económico que se presenta, es en este espacio donde podemos y debemos decir lo que pasa.
Esta asamblea podría ser una más o, también, la más trascendente en la vida de una organización surgida al calor de las luchas y las inquietudes propias de las clases sociales más sumergidas; un desafío de los trabajadores sin ningún derecho, los dependientes del comercio, como se nos conocía a principios del siglo XX. Para evaluar lo que está pasando hoy, siempre tenemos que recordar de dónde venimos. “El pasado ya sucedió, el futuro aún no… Solo existe el presente”, decía Jorge Luis Borges.
Y precisamente, la trascendencia de este encuentro tiene que ver con las políticas presentes del gobierno nacional, una administración elegida democráticamente por una amplia mayoría de argentinas y argentinos, pero que lleva adelante la política más anti obrera que hemos conocido en nuestro país desde 1983 a la fecha.
El presidente Javier Milei ha sido abiertamente crítico del rol de los sindicatos en Argentina. Nos ha calificado de «mafias» y nos acusa de impedir el desarrollo económico y la modernización laboral, mientras lleva adelante un programa que amplía la desocupación e impide la libre negociación en paritarias, al no homologar lo acordado entre empresarios y gremios, como un aumento salarial. Pero se dicen libertarios.
Habla de quitar privilegios como la representación automática de los trabajadores (personería gremial exclusiva), permitiendo que existan múltiples sindicatos por empresa o actividad, y la obligatoriedad de que los aportes sindicales se descuenten por recibo de sueldo. Lo dicen invocando la libertad sindical, pero no homologan un acuerdo salarial paritario.
Nos dicen que las leyes laborales son anticuadas, muy rígidas, y que hay que modernizarlas para facilitar las contrataciones y ampliar el mercado laboral. Nosotros solo vemos más despidos cada día, más reducción de jornada y más “acuerdos” —entre comillas— entre el empleado y el patrón, donde se sugiere el pase a condición de monotributista para poder seguir trabajando. ¿Esa es la modernización, la nueva Argentina de la que tanto nos hablan?
Estamos de acuerdo en que nada debe ser inmodificable o que no se pueda debatir, como el tema de las indemnizaciones por despido, que en su momento se planteó reemplazar por un sistema de «fondo de cese laboral», similar al que utiliza el gremio de la construcción (UOCRA), donde el empleador aporta mensualmente un porcentaje a un fondo que se entrega al trabajador si es despedido. Entendimos que es un punto que puede y debe ser abordado por el movimiento obrero, para que una situación particular no ponga en riesgo la continuidad de un comercio, negocio o pequeña empresa.
Quieren impulsar una fuerte desregulación del mercado laboral con el objetivo de reducir la informalidad, argumentando que los costos regulatorios actuales desalientan la contratación formal. Podemos entender que existan “costos” que se pueden discutir, pero si uno habla con los comerciantes —como es nuestra actividad y responsabilidad—, lo minimizan, y lo que ellos priorizan es el movimiento económico, el crecimiento, que haya gente ingresando a los negocios, que las familias tengan capacidad de compra. Esa es la clave. No que las empresas o comercios puedan negociar convenios individuales, incluso por fuera del convenio colectivo general del sector.
¿Ustedes se imaginan esa situación, esperando que el patrón les aumente el salario en una discusión individual? ¿Y si plantea que no puede pagar el aguinaldo o las vacaciones? Ya lo hemos visto con el incremento paritario acordado y no homologado por el gobierno, y la reticencia de muchos a hacerlo efectivo. Son todos temas que, por ahí, en la vorágine de la información —lo que consumimos a través de redes sociales o medios de comunicación, donde se apunta a la casta política o las estructuras sindicales tradicionales— dejamos de ver.
La elección de un candidato como nuevo presidente, un hombre que encarnó una vez más la esperanza de cambio, que apuntó a la “casta política” como responsable de todos los males y que anunció medidas de reducción drástica del accionar del Estado, fue vista como la solución por una mayoría de argentinas y argentinos desilusionados —con razón— con las fuerzas políticas tradicionales. Hoy tenemos un gobierno “libertario” muy parecido, en sus políticas, al neoliberalismo de los años ’90.
Esta reflexión, que realizamos cuando nos acercamos a la mitad del mandato del gobierno libertario, nos muestra una imagen más descarnada y explícita del modelo de país hacia el que vamos, a partir de las desregulaciones, la apertura cada vez mayor de las importaciones y las políticas macroeconómicas, con sus consecuencias y secuelas en todo el territorio nacional, y en lo que a nosotros nos atañe, en la provincia de Entre Ríos y en la cada vez menor actividad comercial de Paraná y nuestras ciudades.
A este contexto ciertamente alarmante le debemos agregar los incrementos en las tarifas de energía, el desentendimiento sobre el transporte público —tema muy importante para los empleados y empleadas de comercio—, que se arrastra desde hace años y no tiene solución a la vista. Podríamos sumar a este panorama tan negativo la aflicción por nuestra clase pasiva, que después de años de trabajo percibe jubilaciones miserables y cuando reclama reciben represión como moneda de cambio.
Concluyendo esta parte más política de nuestro balance, debemos decir con absoluta claridad que el escenario actual es aún más grave que la crisis del 2001-2002. Aquella época estuvo marcada por un estallido social, despidos masivos, cierres de comercios y una profunda desesperanza. Sin embargo, existió un Estado que reaccionó, que se hizo presente, y que impulsó políticas activas para recuperar la economía y acompañar a los sectores más golpeados.
Hoy la situación es muy diferente. Desde nuestra Asesoría Legal atendemos una continuidad de despidos que no se detiene, sin un horizonte de mejora a la vista. Como suele decirse, no se alcanza a ver la luz al final del túnel. A esto se suma el desfinanciamiento de las obras sociales, entre tantos otros males que conforman un panorama alarmante.
Osecac
Un tema que no escapa a las políticas imperantes y donde está en juego nuestra salud. Desde nuestra posición a nivel nacional hacemos un esfuerzo enorme para poder llevar soluciones a cada trabajador, a cada trabajadora y su grupo familiar que nos necesitan. Y muchas veces, muchas veces, sentimos la impotencia de no poder brindar esa solución. Hoy continúa una política hostil de parte del gobierno nacional hacia las obras sociales sindicales, que ha denunciado nuestra organización y la Confederación General del Trabajo.
La intención de quitarnos los aportes obligatorios y favorecer a las empresas de medicina privada está muy clara. Podríamos agregar, además, las interminables negociaciones con cada corporación profesional (los anestesistas, por poner un nombre propio) que transforman sus aspiraciones económicas en una auténtica extorsión. Para cerrar este temo, lo que subyace y ni siquiera se discute es que la salud es un gran negocio, donde la mujer o el hombre que trabaja y tiene un descuento para el sistema es sólo un número, y su valor depende de lo que aporta. Una vergüenza como sociedad.
El paradigma que se nos presenta a nosotros es tratar de mantener Osecac, mejorarla todo lo que podamos, y seguir planteando lo que pensamos que debería ser para que, en el caso de nuestra obra social, la trabajadora y el trabajador de comercio sean los únicos beneficiarios de los servicios de salud, recuperando la calidad que alguna vez tuvimos y fue motivo de sano orgullo.
Encuentros anuales
Como lo hacemos siempre, celebramos a nuestras infancias, porque ahí también damos pelea. La fiesta del Día del Niño en el camping no es un gasto: es una inversión en alegría, en pertenencia, en comunidad. La realización de sorteos, la presencia de animadores, de juegos hacen a nuestra identidad como organización que nuclea a la familia.
Como lo es también nuestra Colonia de Verano, donde cientos de gurises disfrutan de actividades, aprenden deportes, a nadar y hacen amigos. En medio de un contexto donde muchos no podrían acceder a vacaciones o a propuestas recreativas, el sindicato garantiza ese derecho a jugar, a ser felices, a soñar. La Colonia es una expresión de confianza recíproca, un tiempo en el que nuestra organización hace un esfuerzo extraordinario para que todo funcione como debe ser: equipo de profesores; transporte; instalaciones y una logística enorme durante un período que arranca en la reunión de padres y madres y finaliza con la fiesta de cierre de temporada en febrero.
Lo mismo sucedió el último 26 de septiembre, cuando celebramos nuestro Día: el Día de los Empleados y Empleadas de Comercio, un clásico en nuestro calendario anual, que no es solo un feriado. Para nosotros es una jornada de reconocimiento, de orgullo y de lucha. Porque trabajamos todo el año y merecemos festejar. Porque esa celebración no es banal, es política: es la afirmación de que existimos, de que somos una fuerza, de que nuestra labor sostiene la economía, las ciudades, el país. Por eso y mucho más disfrutamos, nos divertimos, bailamos al ritmo de bandas locales y compartimos momentos irrepetibles, inolvidables.
Nuestros adultos mayores
Un párrafo especial para las acciones que involucran a nuestras jubiladas y jubilados, mojones de nuestra historia como organización sindical, y para los que ponemos no solo dedicación, sino y fundamentalmente, no olvidarlos. Así hemos concretado encuentros en el camping durante el verano, momentos de recreación y espacios permanentes para contenernos en los buenos y en los no tan buenos momentos que por ahí nos depara la vida. Proyectamos viajes, postergados por circunstancias económicas, pero no dejamos de vigorizar el vínculo que nos une, siempre.
No podemos dejar de mencionar el torneo de fútbol, que en su última edición nos sirvió para rendirle justo homenaje a don Ángel Gerstner, del que participaron una decena de equipos que animaron las noches en el camping de nuestro gremio.
Nuevos salones para encuentros
Finalmente, y con mucho esfuerzo concluimos las obras de los nuevos salones sobre calle Garrigó, frente al camping. Logramos concretarlos con un esfuerzo económico muy importante pero que, al igual que todos los proyectos que hemos llevado adelante, son de calidad y con todo lo necesario para que nuestras afiliadas y afiliados puedan disfrutar de los encuentros que organizan. Hoy, con la incorporación de estos dos espacios para eventos, cumpleaños o fiestas familiares, más la adecuación horaria para cada salón -dos turnos- hemos superado un viejo reclamo.
Salón amable
No es ninguna novedad la lamentable situación del transporte público en la capital provincial y el área metropolitana, donde viven tantas familias. Esa circunstancia que dificulta el traslado de empleadas y empleados de comercio, ha puesto en valor de forma intensa a nuestro Salón Amable, en el tercer piso de la sede gremial. Allí, en la pausa del mediodía y mientras insistimos en el cambio cultural que significaría el horario corrido, se reúnen muchas compañeras y compañeros que encuentran un espacio para descansar antes de regresar a las tareas. Fue un objetivo que nos planteamos hace algunos años y que hoy es indispensable para muchos.
Campaña de vacunación
En esta síntesis que efectuamos cada año, no podemos dejar de resaltar la campaña anual de vacunación antigripal, que desde el SEC llevamos adelante como algo estratégico para la prevención y el cuidado de la salud del trabajador y la trabajadora de nuestra ciudad y las localidades de nuestra jurisdicción. Un compromiso que significa gestión e inversión para obtener las vacunas, y meses en los que visitamos cada comercio para llegar a todos, además de la vacunación que hacemos en la sede de calle 9 de julio 53.
No nos rendimos: hay futuro si hay lucha
Para ir finalizando con este mensaje, en esta Asamblea de Memoria y Balance 2024-2025. El panorama es duro, lo sabemos y nadie puede negarlo. Pero si algo aprendimos como clase trabajadora es que no hay derrota definitiva mientras exista la voluntad de pelear. Nos han querido borrar, disciplinar, dividir. Pero acá estamos: organizados, de pie, con la frente en alto. Resistiendo los ajustes, enfrentando las injusticias, construyendo alternativas.
Sabemos que vienen por nuestros derechos. Que quieren romper las paritarias, flexibilizar los convenios, privatizar lo público, vaciar la democracia. Hablan de eliminar los aportes que por ley recibe nuestro gremio, nuestra federación. Y como sueñan con un país sin sindicatos apuestan a desfinanciarnos. Apelamos a nuestra memoria, y sabemos a qué nos llevaron esas recetas. Para enfrentar esta situación tenemos una poderosa herramienta que es la elección legislativa. Y a la hora de votar pensemos muy bien, defendamos nuestros intereses individuales, familiares y como trabajadores. Ahí está el camino para revertir el estado de cosas.
Cada derecho que tenemos fue conquistado, no regalado. Cada artículo del Convenio Colectivo fue una pelea ganada. Cada salario digno, cada jornada reducida, cada descanso, cada espacio conquistado —desde la obra social hasta el camping, desde la colonia hasta el asesoramiento jurídico— fue fruto de la lucha colectiva.
Por eso no bajamos los brazos. Por eso no aceptamos que nos digan que hay que resignarse, que no se puede, que es esto o la nada. No. Nosotros creemos en un país donde vivir valga la pena. Y para eso se necesita trabajo con derechos, salarios dignos, salud, educación, cultura, afectos, comunidad.
Desde el Sindicato de Empleados de Comercio de Paraná vamos a seguir peleando. Por cada compañera y compañero. Por cada familia trabajadora. Por los que están y por los que vendrán. Porque lo nuestro no es solo resistir: es también construir. Tejer redes, cuidar a los nuestros, alzar la voz, dar el ejemplo, encender la esperanza.
No estamos solos. Somos miles. Somos parte de un movimiento obrero con historia, con memoria y con futuro. Y aunque nos quieran hacer creer que estamos en el pasado, les decimos con claridad: el porvenir es nuestro si tenemos el coraje de pelearlo.